Participación de la mujer pasa desapercibida en vida económica de Chiapas
12/05/2016
SIE7E |
LENNYN FLORES
La
participación de la mujer en la vida económica de Chiapas pasa
desapercibida. No es que no trabajen, sino que su participación en
trabajos de producción, aunado a otros asignados como “función social”,
no se pueden cuantificar en las cifras oficiales: es el “trabajo
invisible”.
Al
respecto, María de los Ángeles Mendoza González, docente de la Escuela
Bancaria y Comercial (EBC) Campus Chiapas, dio a conocer un estudio de
equidad de género realizado por el Centro de Estudios para el Adelanto
de la Mujeres y la Equidad de Género, perteneciente a la Cámara de
Diputados, donde se destaca la presencia del 51 por ciento de las
mujeres en el sector rural, ocupando así el segundo lugar con esta
población a nivel nacional, después de Oaxaca.
La
investigación señala que existen 270 mil parcelas en Chiapas, de las
que un 12 por ciento pertenece a mujeres; es decir, unas 33 mil
campesinas son dueñas de una parcela particular, mientras que otras
menos afortunadas, aunque participan en la producción de cultivos como
flores, hortalizas, maíz, frijol y café o en labores artesanales, el
costo de su trabajo no se incluye en el precio final de los productos;
debido a que aún se considera que es “su deber” realizar estas labores,
sin recibir ningún pago.
“El
precio de estos productos no se consideró incluir el costo del trabajo
de la mujer porque se considera que debe apoyar, ya sea a la comunidad,
al ejidatario y lo peor es que tampoco se incluye en los datos
oficiales; entonces, cuando vemos por ejemplo una estadística del ENOE,
el Inegi o de la STyPS, siempre vamos a encontrar datos referentes a
población inactiva o desocupada, porque tan sólo el trabajo del hogar no
se considera, cuando realmente es un trabajo, la diferencia es que no
se está recibiendo un trabajo.”
En
tanto, la investigadora puntualizó que a veces, las mujeres no tienen
acceso a programas de apoyo por su condición de género, dado que
mientras a los hombres se les dan instrumentos agrícolas como
herramientas de trabajo, tractores; entre otros, a las mujeres se les
limita a la entrega de un paquete de animales de corral o insumos para
la siembra de hortalizas.
“Se
considera que sólo se le da esto para su autoconsumo, no para que
produzcan para comercializar o para que su producción resulte a largo
plazo un medio de vida para ellas y sus familias; son tipos de políticas
públicas paternalistas, se necesitan más de carácter integral,”
finalizó.
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